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Mostrando entradas de julio, 2016

La Voluntad, una obra de César Brie

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El maestro de teatro, César Brie, presentó la obra que cuenta la vida de la filósofa francesa Simone Weil, en el marco del Festival Brie organizado por La Caja Mágica Teatro de Cipolletti. Estuvo acompañado por la actriz de Buenos Aires, Flor Michalewicz, como Simone.  César Brie Lo más fascinante del teatro es la diversidad de mundos que propone. Cualquier persona que ambicione romper estructuras en su vida debería probar un trago de teatro; más que un trago, pegarse una dura borrachera con él. Mundos simbólicos, interdisciplinarios, físicos y emocionales es lo que ofrece. Desafíos en una gama amplia de diversidad son apenas algunos planetas en este universo. "La Voluntad, fragmentos para Simone Weil"- obra teatral escrita, dirigida y protagonizada por el maestro César Brie- es un trabajo que remite automáticamente a la vida de entrega que desarrolla un artista en este campo. Con un texto sencillamente abrumador por su extensión y requerimiento memorial para i

De mentes

En la batalla de mentes para callar la mente, el silencio empieza a rebotar en otras partes del cuerpo, principalmente entre las costillas, en el corazón. Después, a trasladarse como una flota por los miembros. Pincha debajo de la raíz de cada pelo. El pensamiento en forma de palabra mental se vuelve vibración. Enmudece de sílabas y el contorno de sus letras, puntos y comas, se deshace como espuma sobre el vidrio. Se manifiesta en color que late danza de tormenta. Libre de las líneas que les dieron nombre, gira y se encuentra con su final en el principio, siendo rueda de principio en el final. Olvida que detrás de ese círculo engomado habita un eje, una cosa no cosa que no podría detenerse jamás porque si lo hiciera, la misma existencia desaparecería. Tanto giran que terminan por enterrarse en el centro laberinto. Aquel acertijo no tendría definición con esa mente. ¿Qué sería lo único que no podría definirse? la nada, la inexistencia quizás. Si se le atribuyera cualquier e

Tierra de temperamentos amorfos

El excesivo uso de formas que rigen la vida social convierte a los seres humanos en un saco de tránsitos superfluos. Incontables modos y preceptos desfiguran la esencia y lo tironean desde tantos lugares, que convierten al sujeto en un no-sujeto, en un espécimen dominado por las dudas y vaivenes de su emocionalidad inmadura, proyecciones y vacíos. De manera fatalmente sencilla el rumbo se desfigura, se tiñe de deberes que enmarañan la simpleza. ¿Cuál es el quiebre? ¿Dónde está la desorientación? En la falta de decisiones. La vida es un eterno presente, una sucesión de instantes hechos elecciones que se vuelven obras. Esto se acerca a la idea de que el amor es una construcción, una resaca placentera que sobrevive al vértigo de la oscuridad; como el premio de guerra contra los fantasmas. ¿Cómo declarar el amor por alguien sin antes aceptar la basura que esconde en sus bolsillos? Previo a eso rebosa el enamoramiento, ciego, bendito estado celestial. Ojalá fuera perpetuo, com