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Mostrando entradas de octubre, 2012

Sobre las relaciones modernas

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Los quiebres generacionales se producen como sabemos, por década. Pero la aceleración de los tiempos que corren, plantea nuevos modos de vinculación a una velocidad en la que los preceptos e ideas sobre las formas de relación que nos inculcaron familiar y culturalmente a los pares de esta década, se resbalan sin freno como la sabia que cae por una corteza. Primero con el modelo de familia arcaica de mamá, papá, hermanos y perro. Después con los pasos de la vida en la formalización de vínculos y títulos. Trece años de escuela, seis de facultad, dos de postgrado, pareja estable, casamiento, hijos y nietos. Los delirios de despiertos parecen terminar al fin de la carrera y con una firma en la libreta civil. Todo en vísperas de los 30 y con una persona del sexo opuesto. Ni se te ocurra mirar a un varón si tenés huevos. Los más conservadores tildaron de rea a esta juventud adulta que pide por la legalización del cannabis y el cambio de identidad sexual en el DNI. ¿Pero cómo se ve

No esperar

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Odio esperar. Puedo hacerlo, mucho y de mala gana. Soy una caradura, ya lo sé. ( :p )             Odio esperar, porque ese intervalo obliga al aguardo sobre los puntos suspensivos de una frase que quizás nunca llegue. Esperando se amanece en el anhelo y, día tras día, se desperdicia energía que podría ser bien invertida en otro lugar. En la espera las propias expectativas se trasladan hacia algo o alguien más, cuando esos supuestos tal vez ni siquiera estén a la altura de saldarla. Esperar se vuelve injusto y pretencioso. No todos pueden dar igual. La espera ilusiona, le da de comer a historias con principio, nudo y desenlace en la propia imaginación. Se vuelve tan nocivo y contradictorio, que no importa cuántas veces sueñes con el encuentro. En la realidad de la espera, el viento corre y corre por el medio, entre el soplo, en la tierra dispersa que congestiona y pica la piel. La espera es un ramo de manos vacías y ansiosas, que de ansiosas se vuelven torpes y resba